El suelo es uno de los activos más importantes de los que dispone una sociedad que quiera ser próspera. La FAO establece que sin suelo fértil no hay bosques, no hay agricultura, no hay ecosistemas, no hay tampoco infiltración de agua de lluvia a las capas más profundas, no hay evapotranspiración, etc… es decir, la fertilidad del suelo es fundamental para el mantenimiento de los servicios ecosistémicos.
La instalación de plantas de producción de energía fotovoltaica en el territorio supone la aparición de un nuevo elemento singular en el paisaje. Pueden tener un impacto visual y paisajístico. Por otro lado debido a sus necesidades de ubicación sobre el terreno, buscando la orientación sur, pueden generar o no erosión en el suelo y pérdida de la capa fértil del terreno.
Las placas solares normalmente se sustentan sobre estructuras metálicas que se anclan sobre el terreno. Para facilitar el tránsito en las instalaciones, se desbroza y se limpia o elimina la primera capa de suelo del lugar para dejar un terreno más apto al paso de maquinaría. Esta primera capa suele ser la más fértil y deshacerse de ella supone un error, ya que estamos hablando de donde se acumula más materia orgánica. En caso de ser estrictamente necesario eliminar esta primera capa, lo más conveniente sería disponerlo en los límites perimetrales de la parcela. Creando ahí setos perimetrales de especies arbustivas autóctonas que ayuden a integrar mejor la instalación fotovoltaica en el entorno.
Estos setos perimetrales están avalados por diversas investigaciones, descritos como núcleos de dispersión de semillas que ayudan al fomento de la biodiversidad local y a una más rápida recuperación del lugar una vez haya acabado la vida útil de la instalación. Este sistema ha sido utilizado por el Servicio de Vida Silvestre y Banc de Llavors Forestals (CIEF) de la Dirección General del Medio Natural, en recuperaciones de zonas quemadas en parajes naturales autonómicos valencianos.
Topográfia
Se debería estudiar la topografía de forma que una vez realizada la instalación, la pendiente del terreno no fomente aún más la erosión del lugar en caso de lluvia. Ya que si no hay materia orgánica que pueda frenar la velocidad del agua, ésta erosiona el suelo. Por eso hay que tratar de mover, romper y eliminar la menor cantidad posible de suelo. Y a su vez actuar con medidas que favorezcan su conservación.
La instalación fotovoltaica se debe integrar con la topografía del lugar, con un diseño específico, que se adapte a las curvas de nivel. Varias actuaciones ayudan en la infiltración del agua de lluvia a las capas más profundas, frenando la erosión y fomentando el establecimiento de una cubierta vegetal. La siembra y mantenimiento de una capa herbácea, el modelado del terreno con mínima pendiente, el mantenimiento de los muros de piedra seca, el uso de acolchado en el suelo y la plantación de especies arbustivas de pequeño. Acciones que ayudan a infiltrar el agua de lluvia en el propio terreno y además fijan carbono en el suelo mediante las raíces.
Infraestructura verde y marrón
El acolchado puede ser obtenido de restos de poda, de subproductos agrícolas o de las plantas de tratamiento de residuos sólidos urbanos, como el bioestabilizado. Similar al compost subproducto del tratamiento de los residuos sólidos urbanos incorporando así la economía circular.
La legislación debe fomentar las instalaciones fotovoltaicas en antiguos vertederos o minas a restaurar, ya que el suelo es aún de menor calidad que en el caso de suelos agrícolas. En estos casos es también necesario mejorar el suelo. El mantenimiento de una capa vegetal tiene varios aspectos positivos pues se consigue reducir la temperatura ambiente y se reduce la emisión de polvo a la atmósfera, lo que ayuda en el mantenimiento de las placas fotovoltaicas.
Una nueva metodología que recomendamos son las semillas peletizadas, más efectivas en esta clase de suelos maltratados. Las semillas se cubren con una fina capa de sustancias que la protegen de los depredadores y facilitan su germinación con la aparición de las primeras lluvias. Esto reduce el tiempo y la mano de obra en la fase de plantación. Esta técnica se puede usar una vez instalada la planta fotovoltaica, para mejorar el suelo. Además introduciendo especies autóctonas adaptadas, se reduce la necesidad de riego y el coste final.
Biodiversidad
Con la siembras de diferentes especies se pueden crear áreas seguras para los polinizadores libres de pesticidas. Otro elemento a tener en cuenta en la instalación de una planta fotovoltaica son las charcas de captación de agua. Las charcas frenan y retienen el agua y son un nicho interesante para la fauna local. Su ubicación favorece la integración paisajística de la instalación fotovoltaica y la presencia de aves y anfibios. Es importante tener en cuenta las aves, muchas especies de aves esteparias se están viendo reducidas por el cambio en los patrones agrícolas. Acciones de infraestructura marrón como los muros de piedra y la instalación de cajas-nido pueden ayudan a especies en regresión con el cernícalo, mochuelos y lechuzas.
Conclusión
Instalar una planta fotovoltaica en canteras mejorando la capacidad drenante y de infiltración de agua de lluvia es posible. El correcto diseño de la topografía, la adición de materia orgánica, el uso de microbiología o semillas peletizadas y la elección de determinadas especies mejoran la capacidad del suelo.
Deberían usarse espacios degradados, límites urbanos, polígonos industriales, minas o canteras abandonas y no instalar plantas fotovoltaicas en suelos agrícolas o forestales. Existen muchos lugares con suelos muy pobres y que necesitan una restauración urgente cercanos a los núcleos urbanos que son más aptos para este tipo de instalaciones.