Las soluciones basadas en la naturaleza (SBN) son una herramienta eficaz para responder a los retos económicos, sociales y ambientales propios de las áreas urbanas. Las SBN copian o imitan mecanismos propios de la naturaleza para resolver retos y problemas en la gestión de los recursos necesarios para el correcto funcionamiento de las ciudades (agua, aire, residuos, materiales, confort ambiental, etc…)
Cada día en las ciudades se generan grandes cantidades de residuos urbanos que hay que gestionar con altos costes e impacto ambiental. Las aguas residuales (grises y negras) deben ser tratadas. El aire a veces alcanza niveles perjudiciales para la salud. La temperatura en verano puede ser insoportable, haciendo necesario un mayor consumo energético en los hogares…
El diseño de las ciudades y de los espacios urbanos es fundamental en la gestión de estos procesos que podríamos calificar como de metabolismo urbano. Las ciudades y sus habitantes necesitan unos recursos (agua, aire, materiales, energía) que metabolizan (usan, transforman y expulsan) y son necesarios mecanismos para su correcta gestión.
La naturaleza nos lleva millones de años de ventaja en la gestión de procesos físico-químicos y el metabolismo de recursos. Copiarla es la solución más económica y eficaz. Otra cuestión importante es la escala, el tamaño de los ámbitos urbanos a gestionar. No es lo mismo depurar el agua de una ciudad de un millón de habitantes en un solo lugar, con los requerimientos de espacio y las molestias que ocasiona, que hacerlo a una escala más pequeña, por barrios o distritos.
El concepto de ciudades circulares está empezando a calar dentro del ámbito de la gestión urbana. Se podría denominar como ciudades circulares aquellas áreas urbanas que tratan de reducir el uso de recursos externos (materiales, energía, agua, etc…) y que reutiliza esos recursos en el funcionamiento de las mismas evitando la generación de residuos innecesarios.
La naturaleza es una fuente de inspiración para ello. En la naturaleza no existe el concepto de residuo o basura, todo es útil y tiene algún propósito dentro del ecosistema en el que está. La gran antropización y artificialidad del espacio urbano ha propiciado que los recursos que necesitamos para vivir en las ciudades se conviertan en residuos una vez utilizados pues no hay forma de reintroducirlos en el ecosistema urbano. Por eso es necesario reconvertir los espacios urbanos en espacios más naturalizados, más verdes.
Efecto isla de calor
Los materiales que se usan para la construcción de nuestras ciudades y la escasez de zonas verdes hacen que la temperatura media en las ciudades sea de 3º a 5º superior en los centros que en las zonas perimetrales. Esto provoca gran consumo de energía en los meses de verano, dificulta el sueño en las noches tropicales, poniendo incluso en riesgo la vida de las personas con salud más vulnerable.
Es necesario cubrir de verde más espacios urbanos, incrementar la masa arbórea para aumentar la evapotranspiración de las plantas y disminuir la temperatura ambiente. Lo mismo para las cubiertas de los edificios o para las fachadas muy expuestas al sol. Estas cubiertas y fachadas verdes pueden incorporar plantas con pocas necesidades hídricas y sistemas de riego con sensores para economizar al máximo el agua de riego en caso de ser necesario. Estas cubiertas y fachadas verdes tienen varios efectos positivos:
- Aumento de la biodiversidad
- Infiltración y retención del agua de lluvia
- Secuestro de nitrógeno y carbono del aire
- Filtrado del aire
- Regulación climática exterior y aislamiento interior
Ciclo del agua
Parece ilógico que potabilicemos agua para luego tirarla por el inodoro junto a un desecho que la contamina (aguas negras) y luego tener que volver a tratarla y potabilizarla. ¿Por qué no usar las aguas grises (ducha, bidé, lavadora, etc) de las mismas viviendas o el agua de lluvia para ese fin? O mejor aún, ¿por qué no dejar de mezclar agua con desechos humanos? Ya existen inodoros secos y sistemas que no necesitan agua. Una vez secos, los desechos humanos no ocupan casi volumen ni emiten olores, pudiendo ser añadidos a un compostador.
Otra forma de gestionar las aguas grises a menor escala sin necesidad de tecnologías caras son los filtros verdes. Las plantas a través de sus raíces eliminan la materia orgánica presente en las aguas del hogar generando a la vez ecosistemas que fomentan la biodiversidad.
El agua de lluvia por otro lado puede ser almacenada en pozos subterráneos para después ser utilizada en baldeo de calles, riego de zonas verdes, incluso para ser reintroducida en los edificios para ciertos usos.
Los sistemas urbanos de drenaje sostenible (suds) sustituyen el hormigón y el asfalto que sella el suelo de nuestras ciudades. Este sellado impide al agua de lluvia infiltrarse, los árboles no pueden extender bien sus raíces y el pavimento urbano alcanza temperaturas muy elevadas en los meses de calor. Los pavimentos drenantes permiten que el suelo respire, el agua se infiltre y la temperatura ambiente sea más tolerable.
Los episodios de inundación serían menos intensos con menos zonas selladas y más pavimentos drenantes. No acumularíamos tanta cantidad de agua por metro cuadrado durante las lluvias. Por otro lado el agua de lluvia se contamina en contacto con el suelo de las ciudades debido a las partículas emitidas de los combustibles y el polvo presente en el aire. Esas aguas después se juntan con las aguas residuales y todas juntas deben ser tratadas en las depuradoras generándose unos lodos en el proceso que deben ser enviados a vertederos la mayoría de las veces. Sería preciso separar las redes de aguas residuales y pluviales y ambas ser tratadas a menor escala, por barrios, con filtros verdes aumentando eso sí, la superficie de zonas verdes en las ciudades.
Los jardines de lluvia son receptáculos repletos de plantas que purifican el agua de lluvia que cae en las calles antes de verterla a un río, acequia o al mar. Es una forma eficaz de eliminar esos contaminantes presentes en el suelo y atmósfera que luego arrastra el agua de lluvia.
Los parques inundables pueden controlar los caudales excesivos en momentos de tormenta, almacenando el exceso de agua de lluvia liberándola lentamente una vez que el riesgo de inundación ha pasado. Este tipo de soluciones juega un papel importante en la mitigación de los posibles impactos causados por la escorrentía superficial de lluvia e inundaciones repentinas. Otro de los beneficios potenciales que los parques inundables pueden proporcionar son, entre otros, la reducción del flujo de agua que ingresa al sistema de alcantarillado público junto con la beneficios estéticos y beneficios para la biodiversidad. (Área de captación (1), Estructura de control de flujo de entrada (2), Estructura de control de flujo de salida (3), Elección de especies y disposición (4))
Residuos Urbanos
Al igual que abogamos por una gestión del ciclo del agua a pequeña escala en barrios o distritos, lo mismo sería conveniente para la gestión de la fracción orgánica de los residuos urbanos. Mezclar basura orgánica con otro tipo de desperdicios es muy contaminante pues luego es difícil tratar la mezcla y acaba siendo desechada en vertederos generando gases de efecto invernadero y contaminando los acuíferos. Sacar la orgánica de la ecuación ya está siendo obligatorio por la legislación europea, sin embargo no somos muy eficientes en ello (solo hay que ver lo que hay dentro de un contenedor marrón dispuesto para tal fin).
Creemos que se debe incentivar el compostaje a pequeña escala, por los propios ciudadanos en sus barrios, generándose así un producto útil que puede ser utilizado en los jardines o en las huertas periurbanas de las ciudades (compost). Esto sería más fácil si hubiera más espacio verde en las ciudades, pero si queremos realmente ser eficientes y resilientes de cara al futuro, cuanto menos dependientes seamos del uso de combustibles fósiles para la gestión de las ciudades, mejor.
En una situación de cambio económico y social como la actual es urgente que pensemos nuevas formas originales de gestionar el metabolismo urbano, generando nuevos empleos verdes, siendo a la vez más conscientes de la gran cantidad de desechos que generamos en las ciudades, ya que en la forma actual de gestionarlos (ocultándolos) parece que no existen, pero el impacto sí se percibe en la periferia, donde esos desechos son tratados.